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lunes, 3 de septiembre de 2012

AKENATÓN


Los griegos empezaron también a perder su noción de un Dios o de un espíritu Único, origen y motor de todas las cosas; en su lugar, se entregaron al culto de las más diversas divinidades. Los maestros invisibles decidieron afrontar el problema mediante una intervención directa. Así pues, resolvieron situar sobre la tierra una conciencia crística que pudiera recuperar los archivos akásicos.
Este ser de conciencia crística se llamó Akenatón el cual, además, no pertenecía a la Tierra, sino que procedía del sistema estelar de Sirio. Akenatón desarrolló una religión completamente nueva, una religión solar. Es decir, el Sol era venerado como símbolo único.
A Akenatón se le concedieron únicamente diecisiete años y medio, allá por el 1335 a.C. para llevar a cabo su misión. Durante esos años se ganó el odio general. Desvirtúo todas las religiones imperantes, comunicando a su pueblo que los sacerdotes ya no eran necesarios, que Dios se encontraba en el interior de cada ser humano, y que todo lo que tenían que aprender, para que las cosas marcharan bien, era practicar una respiración adecuada. Aunque, por entonces, Egipto poseía el ejército más poderoso del mundo, suspendieron todo tipo de campañas. Les ordenó que se limitasen simplemente a defender las fronteras, y que sólo respondieran a los ataques que pudieran perpetrarse desde fuera. Pero el pueblo, que estaba acostumbrado a adorar a sus múltiples divinidades, a pesar de que eran muchas y contradictorias, no le gustaron los cambios impuestos por su faraón, Akenatón insistió en que en el futuro sólo existiría una única religión para todo Egipto, pero nadie quería oír hablar de ello.
Akenatón estableció una escuela para iniciados, en la que durante doce años se preparaba a los asistentes en el llamado “conocimientos perdidos” .
Esta escuela formó a casi trescientos seres dotados de conciencia crística.
Estos seres inmortales eran mujeres en su práctica totalidad.
Hasta el 500 a.C. aproximadamente, estuvieron asociados a la hermandad de TAT, permaneciendo en la ciudad subterránea, bajo la Gran Pirámide. Posteriormente, abandonaron su residencia en aquel lugar y se trasladaron a Masada, donde fueron conocidos como la hermandad de los esenios. María  la madre de Jesús, fue uno de estos seres inmortales.
Los egipcios se desembarazaron   de tras diecisiete años y medio de reinado. A partir de ese momento, hicieron todo lo posible para borrar su nombre de la historia. Pero, a pesar de ello, Akenatón resultó finalmente vencedor. Porque su tarea consistió en legar el ejemplo de su vida y de su obra a los archivos  afásicos, que constituyen la memoria viva de la Tierra. Él necesitaba establecer la hermandad de los esenios, que sería la encargada de dar el paso siguiente en la evolución. Per tanto, hizo exactamente lo que se suponía que debía hacer, en la época que le fue asignada.
EXTRAIDO DEL LIBRO EL DESTINO DE LA HUMANIDAD CUARTA DIMENSION DE BOB FRISSELL

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